Quema tu nombre mis labios,
Que arden a cada suspiro,
Viajando hasta ti, en un instante.
Suelta amarras mi corazón que navega,
Y se tiende a tus pies de cristal,
A la espera del “te quiero” ansiado,
Una suave brisa me acuna el alma,
Cuando deletreo las letras escritas,
En las arenas movedizas del recuerdo.
Horacielo