Dentro del mundo un ser,
Y en ese ser, un mundo
Tendiente a enloquecer,
Y envuelto en él, sucumbo.
Mieles de peregrinos
Que a la vera se escaldan
Mis cuerpos y yo huimos
De los manjares que matan.
Solo un candor que excede,
Un apeo en la garganta
Un sueño que se espanta,
Porque mi ilusión no puede.
Este vagido endiablado
Que corroe las entrañas
Brota al estar a su lado
Y me castiga con saña.
Escribo sin ton ni son,
Tengo el alma fracturada,
Mi vida tiene un colchón
De pañuelos en su falda.
Y en este ser y no ser,
Consume Cronos la estada,
Años y años sin saber,
Sin vivir, sin lograr nada.
Horacielo.