viernes, 14 de mayo de 2010

Para alcanzarte.




Quise volar en alas del ensueño
Al encuentro de tu alma adormilada
En estertores blandos de poeta ignoto
Me corrí en tus sueños selenitas.
Y en un quejo agudo de violines rancios,
Se esfumó tu aroma y borró tu rastro.
Melindre de cayo hueso, en vertientes
De locura, que se amilanan princesa,
Por no alcanzarte en altura,
Tus versos son un prodigio,
Digno de rapsoda ilustre,
Enjugan vertientes tristes,
Endulzan con su ternura,
Y hasta de rojo se visten,
Cuando tu pasión se exalta,
En delicados matices
De ignífugas añoranzas.
Dame a beber el licor
Preciado de tu sustancia,
Para ser tu digno amor,
Del talante de tu magia.


Horacielo