miércoles, 19 de mayo de 2010

Espejo negro.



No hay bemoles en su vida,

Ni matiz en los colores,

Grita el blanco sus fulgores,

Mas el negro los despinta,

Suenan sordas, laicas notas,

Y otras bullen muy sucintas.

Sequedad que se consume

En áspera hiel palatina,

Que los temores destilan

Para esconderse en su tinta,

Desenvainando pasiones

Y ansiedades variopintas.

Leve ser que se consuela

En dioses que atemorizan,

Y en su vaivén sacrosanto

Mece su alma hecha trizas,

Y se deslía en quebrantos

Junto a su ornato y su cincha.

Quiebra, la luz, asestando

Un furibundo torrente,

O una andanada silente;

De estúpidos arrebatos.

Luego, congoja y culpa,

Se le anudan en el pecho,

Y la campana golpea,

En sus sienes machacando,

Sacrilegio haz cometido,

Mísero ser infiel,

Y un remordimiento cruel,

Se apodera del beato.

Horacielo.